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jueves, 17 de abril de 2014

INTRAHISTORIA

 Poema arrancado a la realidad.

Hoy he vuelto a sentir cómo la vida
me va desposeyendo
de aquello a lo que más me vinculaba.
Mis hijos han crecido
hasta llegar a hacerme casi viejo;
ellos no son conscientes
de la desproporción, de la distancia,
del cansancio que a veces me domina.
Yo ya no soy el padre de los primeros años
el que inflaba los globos
el que arreglaba el coche de bomberos,
el que les daba ánimos,
el que cantaba nanas,
el que contaba cuentos ...
¡ Hemos cambiado tanto... !
Ellos me han dado todo
lo que te dan los hijo :
su sonrisa, su gesto, su ternura,
su beso generoso,
su miedo, sus anhelos,
sus sueños, su promesa...
Y todo estaba bien, eran felices;
éramos tan felices
que no era necesario demostrarlo.
¿ Cómo hablaros, entonces,
de lo que ahora me ocurre?
Porque nada ha pasado;
solo ha pasado el tiempo,
ese tiempo implacable que consume
como una sobredosis.
Y se van agotando las etapas
irremediablemente.
Yo ya no soy el padre de mágicas proezas,
que acunaba desvelos,
que apaciguaba llantos,
que -incansable - jugaba al escondite.
Han cambiado los gestos,
las historias;
cada cual con su tema,
con sus necesidades,
con sus cavilaciones,
-que está la vida dura
y es difícil
vislumbrar el futuro -.
Ya no me necesitan,
-que el corazón descubre otros afectos-
ahora soy el que paga las matrículas,
el que impone las normas,
el que obliga, el que ordena...
Y eso siempre es terrible.
Ya no me reconozco
en esas fotos tiernas
que alguna vez hojeo por si acaso
encuentro algún vestigio de mí mismo.
Se ha endurecido el gesto
y las arrugas
van surcando mi rostro
en una progresión impertinente.
¿ Dónde anidan las ansias,
los miedos,
los desvelos...?

Va muriendo la tarde
mientras mis manos buscan
secuencias olvidadas.
De pronto están allí;
ellos están allí con su sonrisa
única e inocente,
y afloran a mi ser las emociones...
Porque aquello pasó ,
 - me traspasó -
dejándome en el alma
una emoción gastada 
y un intenso deseo
de volver a vivir esos instantes
que el tiempo descompone.
Solo somos recuerdo;
con él cobran las vidas el sentido
que acaso necesitan
para seguir viviendo.
Recuerdos y cenizas
de un fuego consumido
a pesar de que, a veces,
resucite la brasa mortecina
la ilusión de una llama...

¿Quién soy ,
en esta noche triste de poemas ,
mientras hurgo en la huella de un pasado
que no me pertenece?
¿Quienes somos ,
en esta soledumbre donde el alma
revienta de tristeza?
¿Una ilusión tal vez ,
un espejismo ?...
Es nueva la mañana
y el sol y la esperanza...
Es nuevo el horizonte
y el árbol y la música...
¿Pero y yo?,
¿cómo renuevo yo mis ilusiones ,
mis deseos, mis ansias,
mi sangre incontinente...?

Estoy aquí pensando en mi mañana,
porque mi ayer ha muerto
dejándome sumido en la nostalgia.
Y mi mañana es éste:
el instante preciso en que me encuentro
buscando mi pasado
entre restos de historia que reflejan
la vida de otro hombre.
Mi mañana es el paso que ahora inicio,
la voz con qué te nombro,
el beso que me deja
tu huella irrepetible...
Eso soy -eso siento-
mientras voy dominando mis impulsos,
mientras sigo amarrado a mi rutina,
mientras vuelvo la vista a mis recuerdos...
¡Éramos tan felices...!

Voy sacando juguetes, con tristeza;
viejos recuerdos rotos
que han vivido en silencio su abandono;
cuadernos con dibujos infantiles ,
garabatos que luego fueron nombres,
libros que se quedaron obsoletos...
Toda una vida pasa por mi mente,
en esta extremaunción que la limpieza
destina a lo inservible.
Porque es ese pasado el que me falta
en el otoño incierto que me avisa
con sones de nostalgia.
Antes bastaba ser,
para saber que el mundo era una estancia .
Ahora pesa la tierra
sobre unos pies cansados de camino
que descubren que no han dejado huella.
Y es que toda la vida se reduce
a unas pocas secuencias olvidadas,
a unos cuantos juguetes inservibles,
a unos cuantos recuerdos imprecisos...

Hoy he vuelto a sentir como la vida
me va desposeyendo.
Acaso lo más triste es ser consciente
de que la vida es solo un intermedio.