SÚPLI CA.
Abre los ojos y míranos. De verdad ¿no te damos lástima?
Cuando nos ves postrados en las camas de los hospitales, tirados en el arcén de
una autovía, explotando en pedazos en una de esas guerras que la ambición o el
fanatismo declaran al mundo, incapaces de conseguir el alimento que regalas a
algunas de tus criaturas (porque otras tienen que matar para subsistir) o el
abrigo necesario para nuestros hijos; cuando contemplas el éxodo masivo hacia
ninguna parte o la falta de recursos por los que una gran parte de la humanidad
aguarda impaciente la hora en la que finalicen sus padecimientos; cuando ves
que somos vacuos, ambiciosos, envidiosos, iracundos, soberbios, crueles hasta
matar a los seres más queridos, cobardes hasta eludir la más mínima
responsabilidad; cuando nos ves así, dinos, de verdad ¿No te damos lástima?
Iba a pedirte cosas, ¿pero qué si tú ya sabes lo que
necesitamos? Iba a pedirte lo que solemos pedir los mortales: salud, bienestar,
trabajo, vivienda…cosas que, bien mirado, deberíamos pedir a quienes nos
gobiernan, pero que como ellos no llegan a todos, te solemos pedir a ti Dios,
Padre. Omnipotente, Celestial… (seguro que tú no te has puesto todos esos
calificativos) que tampoco consideras que sea culpa tuya porque nos diste libre
albedrío (cosa que también afirman quienes han hecho de la teología su ideario
para cruzar por esta vida) y nos dejaste sobre la tierra diciendo: “creced y
multiplicaos” como el que suelta en el campo perdices de criadero para que los
cazadores sacien su instinto. Iba a pedirte cosas, ¿Pero qué si tú ya sabes lo
que necesitamos?
Así que aquí me tienes: Sin saber qué rumbo tomar, ni a
quién dirigirme, ni de qué manera controlar este desasosiego que es más bien impotencia o dolor de corazón
por saberme tan frágil como una de esas boñigas que al cabo de unos días
vuelven a ser tierra. Porque dime: “si
estamos creados a tu imagen y semejanza “ ¿cómo eres Tú que seguramente estás
dictando esto que ahora transcribo (te prometo que yo sería incapaz de perder
mi tiempo en esto) entre esas eternas cabezadas que te dejan traspuesto…? Así que
aquí me tienes.
Mientras parpadea el cursor, en este nuevo latido universal
que nos hermana, voy buscando esos resquicios por los que colarme en tu cotidiana
divinidad para contarte con un lenguaje directo todas estas
tribulaciones que, como humano, me afligen. No es el enojo el que me impulsa a utilizar
un tono menos medroso que el que se requeriría para una súplica; puede que sea
una reacción propia de quien sabe que su parte espiritual le presta una
condición de exigencia para con su igual. En cualquier caso, mi deseo sería que de este
intento de comunicación, saliera una razón que nos motivara para intentar erradicar todos esos males que nos asolan y
conseguir que la Tierra sea por fin ese paraíso en el que la vida transcurriera
plácida. Mientras parpadea el cursor…
Y no dudes que esto sea una súplica (bueno, lo sabes) .
Porque está hecha desde el miedo a no saber abrir la última puerta (esa tras la
que se supone que Tú estarás juzgando mis pasos por la vida) y causarte una
buena impresión para que no tengas que
arrepentirte ( una vez más) de estas criaturas que no sabemos bien a qué
vinimos a este lugar de paz que era esta
tierra antes de nuestra llegada. Te
confieso, humildemente, desde mi condición de mortal y la limitación de mi
intelecto, que lo único que he
pretendido dejando mi imaginación a Tu antojo ha sido una súplica.