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sábado, 28 de febrero de 2015

ME QUITÉ DE EN MEDIO.

Me quité de en medio
por no estorbar,
por no gritar
más versos quejumbrosos.
Me pasé muchos días sin escribir,
sin veros,
sin comer más que llanto.

Gloria Fuertes.


Tenía el corazón en sangre viva.
Necesitaba un vuelo hacia la ternura,
una palabra que consolara mi aflicción.
Necesitaba lo que no puedo pedir a los que me sufren.
Así es la vida de endiablada.
Hace falta que la hoja se desprenda del árbol
para cogerla del suelo y acunar su orfandad,
para acariciarla con la plenitud de la mirada
ahora que ya no es sombra.
ahora que el otoño la va a revestir de ese especial encanto
que tienen las cosas inertes.

Tenía el corazón en sangre viva
y me metí en Google.
Busqué una página de poesía y allí estaba tu mensaje, Gloria,
con esa  manera directa
de llegar al epicentro del sentimiento, que te caracteriza,
con las palabras exactas para no desvirtuar lo que quieres decir,
con esa métrica particular de la que tantos hemos copiado.
Era mi alma la que se reflejaba en aquellos versos:
“Me quité de en medio por no estorbar…”
Cuánta gente habrá dicho esas palabras
comiéndose el llanto.
Cuántas heridas de soledad 
que no necesitarían más medicina  que la comprensión,
son la antesala de la muerte.

Tenía el corazón en sangre viva
y miré mi correo electrónico.
Me encontré uno de esos correos reconfortantes
que alguien se encarga de echar a rodar
por el sólo placer de elevar el ánimo de quien lo recibe.
Eran canciones interpretadas al piano.
Comenzó a sonar “ No llores por mí Argentina”
y me sentí envuelto en esa ternura que estaba pidiendo a no sé a quién.
Así es la vida de maravillosa:
en cualquier instante,
a la vuelta de cualquier recodo
te puede sorprender con ese destello
que no sabes de dónde procede
pero llega hasta ti como un bálsamo purificador.

Tenía el corazón en sangre viva
-la edad y todo eso,
los problemas que acaso no son tan importantes,
los miedos que se adueñan de los sueños
porque tal vez  los sueños, y sólo anuncian miedos-
a ras de defunción,
a punto de romperse en la caída.
Pero ha vuelto a latir,
a  bombear su mar de sensaciones,
a dibujar la tímida sonrisa preludio de otro intento.

Ya veis cuan poca cosa era precisa
para volver a estar entre vosotros…


martes, 24 de febrero de 2015

PARA EMPEZAR DE NUEVO NUNCA ES TARDE.


P
ara  empezar de nuevo nunca es tarde.
¿O ya es nunca?
¿Puedo ahora, perdida ya la cuenta de mis días,
Sentir como si el tiempo no hubiera transcurrido?
¿Puedo escribir las mismas emociones que me embargaron;
Los mismos sueños que me hicieron creer que el mundo era un lugar de conquista;
La misma ansiedad con la que alguna vez aguardé lo que nunca llegó;
La misma tristeza con la que me sentí al borde de la desesperanza?

Lo tenía todo escrito desde aquellas palabras;
Desde aquellas hermosas  palabras con las que entonces se llenaban las alforjas de mi [pensamiento.
Era fácil. Llegaban y llegaban.
Como una bandada de palomas posándose sobre un campo de mies recién segado;
Como las hojas que cada otoño alfombran los bulevares.

Llegaban las palabras en tropel.
Cada emoción, cada intensidad,
Era trasmitida al papel con las más acertadas expresiones,
Con las más sentidas metáforas.

Y yo,  el privilegiado poeta que sabía  mirar de distinta manera a la que miraba el
[común de los mortales,
Sentía la esponjosa felicidad de los ególatras.

Pequé de  vanidad pensando que aquello era el no va más;
Que Dios en su reparto me había distinguido de manera especial:
Alguien podía llorar leyendo mis poemas;
O enamorarse de quien podía decir cosas tan  estremecedoras.


Guardé mis escritos.
Primero en folios blancos que el tiempo volvió amarillos;
Después en disquetes de alta o baja densidad que quedaron obsoletos.
Luego en  lapiceros de memoria que se podían traspapelar a la mínima de cambio.
Eran mi tesoro. Mi vanagloria. Mi contribución a la posteridad.

Iluso. Alguien debería haberme llamado iluso hace mucho tiempo.
Nada hay más importante que vivir.
Las emociones se sienten, no se imaginan.
Sólo quien no cumple con el cometido que supone estar
Se atreve a emborronar cuartillas con las vivencias de otros.

Hoy los duendes han hecho justicia
Y han borrado de un plumazo todos mis intentos de inmortalidad.
Ya sólo queda el tiempo reducido a pasado.
Las miles de horas que dediqué a este empeño insano se han esfumado.
No hubo nadie. No hubo nada.
Sólo un sueño volando por los anaqueles.

Y ahí seguirá por los siglos de los siglos.

domingo, 15 de febrero de 2015

RECORDANDO A ANTONIO INIESTA

Lloré al nacer y en esta coyuntura,
lloré a la vida que me recibía,
y más tarde lloré con alegría
al sentir el amor y su hermosura.

Y digo que lloré con amargura
cuando supuse que el amor me hería,
y esa lágrima herida, todavía,
se escapa de mis ojos y supura.

Después el duende amargo de la vida
me dibujó en la cara lagrimales,
que dejaron mi risa derretida.

Y todavía queda recluida
la lágrima que espera en mis eriales,
por si encuentra al dolor en su salida.

Así comienza el libro " Algo más que una lágrima" con el que Antonio Iniesta ofrece la segunda entrega de sus poemas. Y digo ofrece porque de forma generosa y altruista se ha costeado esta hermosa edición con el único fin de regalarla a sus amigos. No persigue oropeles ; se niega rotundamente a hacer un acto de presentación de este hermoso poemario , no quiere protagonismo. Este hombre sabe -después de una vida larga y fecunda- que no hay nada como la propia satisfacción detrás de cada obra. Su sencillez y su modestia, manifiesta en tantas ocasiones y cúmulo de críticas hacia el propio autor - a veces, cuando no hay nada que criticar se critica hasta lo bueno- han sido una constante en su vida. Lo que para muchos ha sido comercializar su pintura , no ha sido otra cosa que ofrecer a todo el mundo la posibilidad de tener un cuadro suyo , o , en este caso, un libro de poemas.
Es cierto. Antonio Iniesta tiene nombre y calidad como para cotizarse muy alto- no voy a descubrir ahora sus excelencias-; pero su humanidad y su cercanía solo aspiran al único pago que no se hace en papel emitido por el Banco de España : el reconocimiento. En este libro, algo más que una lágrima , descubrimos al poeta, al místico . al hombre de fe por encima de todas las adversidades. No ambiciona nada, no pretende nada ; solo entrega, de forma magnánima, su alma hecha jirones. Y es hermosa su alma y sus rincones ; esos rincones donde acumula versos endecasílabos hasta la saciedad ; ese venero por el que llegan hasta su mente palabras de amor y de esperanza en hermosos sonetos o en bien rimados romances.
Antonio Iniesta, que ya consiguiera un galardón de la Asociación Cultural Quijote 2000 de Ciudad Real por unos sonetos a Don Quijote, nos deja hoy constancia de su buen hacer como poeta, de su fecundidad intacta y de sus deseos de seguir haciendo aquello para lo que está especialmente concebido : Seguir creando belleza.