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miércoles, 29 de agosto de 2018

POEMA DE OTOÑO

Ay, Otoño, qué cerca te presiento...

No es en los amarillos
destellos con que anuncias tu llegada,
no es en la savia ausente
que reclama su tiempo de reposo,
no en las hojas caídas
bajo los olmos secos de este parque,
no es en la confidencia
que puedo adivinar en tu silencio...

Ya es recuerdo ese tiempo fenecido
en el que eras nostálgico y hermoso,
y en los verdes senderos de mi vida
cincelabas  las huellas de tu paso.
Ya es recuerdo de luz tu epifanía
en fragor de encendidos arreboles
que inundaban mi sangre de matices
para llorarte, siempre, a tu regreso.

Era el amor, supongo, primerizo,
el que llamaba entonces a mi puerta,
el que portaba el húmedo aletazo
de tu aliento de vida, y tu fragancia,
el que soñaba el sol en el ocaso
para buscar metáforas al beso...
Era el amor abriendo apresurado
caminos a la sangre y sus compuertas
para llegar por cálidos meandros
hasta la orilla opuesta de otra sangre.
Era el amor. Y el cielo, ensimismado,
llenándose de grises arrebatos
descargaba el ardor de su lujuria
por las senos ardientes de la tarde.

Todo el olor del mar se trasminaba
hasta esta tierra adentro pesarosa
de no tener un barco en su horizonte
ni una estela de espuma en sus orígenes.
El campo entero entraba en calentura
y un ansia maternal se reflejaba
en al cálido almagre de su entraña
fecundador de sueños y cosechas.
Y en el último alero de septiembre
presurosas e inquietas golondrinas
reparaban su brújula y partían
al abrigo feliz de la querencia...
Eras así. Y acaso,
la estación en que el alma se esponjaba
de ese aroma frutal de tus esencias
derramado en los tuétanos del tiempo.

Hoy te siento llegar y me conmueve
ver que tienes el rostro macilento
y caminas extraño y achacoso
por las sendas oscuras de mi noche.
Hoy, abiertas mis páginas finales
te descubro llorando inconsolable
y me faltan alientos para hablarte
con la misma dulzura que otras veces.

Y es que ya no hay razón en mi camino
para aguardar tu tímida caricia
ni le quedan arrestos a mi sangre
para dejar correr tanta nostalgia.
Solos tu y yo, de frente, como antiguos
camaradas de historias imposibles
procurando ignorar el abandono
que reflejan mi rostro y tu impotencia.
Tú me miras y dices: ¡pobre viejo!
Yo te miro y me digo: ¡pobre otoño!
Y en el hueco del alma donde anidan
las cenizas intrépidas de antaño
se despierta un dolor como de cirios
inmolando el misterio de su cera.
Porque ya estoy marcado como fruto
que ha llegado a su clímax y se entrega
cual ofrenda sagrada y generosa
en el acto postrero y sumarísimo
Y es esa entrega en última peonada
la que siento subir arteria arriba
carcomiendo un espíritu aterido
que ya no reconoce tu presencia.

Ay, Otoño, qué cerca te presiento...

miércoles, 22 de agosto de 2018

SOLEDADES











SOLEDADES
HUERGA & FIERRO editores/Poesía


Por más que las palabras lo intenten
es el silencio el que nos muestra el camino.
Quién dice que la mudez de los elementos
no deviene de un largo aprendizaje,
si hasta Dios, el misterio por excelencia,
nos habla desde su infinito silencio.











Este es el último de mis libros publicado por la Editorial HUERGA & FIERRO en el año 2016
tiene una interesante introducción de TEO SERNA titulada MITO Y POESÍA;SOLEDAD Y PALABRA: UNA LENTA APROXIMACIÓN A LA POESÍA DE JERÓNIMO CALERO.

Pueden adquirirlo en la propia editorial, en La Pecera, Manzanares o en cualquier librería donde lo soliciten.

Aquí dejo uno de los poemas del libro:

Me despierta el ocupa que me habita
desde hace tanto tiempo
que somos uña y carne los dos
y nos odiamos
con ese odio que nace de la sangre
que a veces es amor
y a veces grito.
Me despierta, ya digo
y me conmina
de la única manera que es posible:
agitando mi sangre,
acelerando el ritmo,
hurgando en mi cerebro,
subiéndose a mi oído
como un Pepito Grillo
que hubiera confundido al personaje.
¡Escribe!, me protesta.
¿Pero de qué?, le digo, si estoy seco,
(no le importa mi tono
casi desesperado).
¡Y más que vas a estar
si te refugias
dentro de tu silencio!
¡Escribe!
¡Canta!
¡Rompe ese corsé de olvido que te oprime!
¡Estás ahí! ¡Estás vivo!
¡Todavia estás vivo...!

Tendré que hacerle caso
y dejar de lamerme las heridas.