Mientras
inicio esta reflexión, están pasando por la tele un programa especial como
homenaje a la memoria de Antonio Flores, muerto, al parecer, por sobredosis. En
cada pueblo de España se conocen ya los
síntomas destructores de la droga; todos vivimos de forma cercana las
consecuencias de esta dependencia que primero anula y después asesina a una
juventud a la deriva.
De
nada sirven las campañas, que con la mejor voluntad, intentan orientar hacia
unas alternativas vitales, porque el problema está en los propios cimientos de
una sociedad que ha ido sucumbiendo, sin darse apenas cuenta, ante tantas
sensaciones como se nos han colado en el subconsciente. Nunca una sociedad ha
sido tan superficial en sus planteamientos, tan artificial en sus necesidades, tan
manirrota en los bienes de consumo, tan inquietantemente voraz en sus deseos,
tan permisiva con las costumbres, tan nula , en fin , con lo que de verdad
tiene sentido , como esta que ahora parece querer confirmar el Apocalipsis.
Estamos
inmersos - y esto ya se ha repetido hasta la saciedad - en una vorágine de
ascensión-posesión, que anula cualquier otro pensamiento que no sea el de
conseguir unos niveles de acuerdo con los parámetros que nos indican quienes
quieren que entremos en su juego. Y esto, se mire como se mire, también es
droga; una droga que no está penalizada, pero que da pena. Porque hemos
sustituido nuestra razón de ser por la razón de estar: estar cómodamente
establecidos, económicamente situados y un largo etcétera que todos nosotros
podemos seguir agregando a esta lista. Para conseguir estas metas hace falta
ser exigentes, agresivos, tenaces, luchadores, despiadados, competitivos y todos cuantos adjetivos conduzcan a estos
objetivos.
Siendo
esto así, poco tiempo queda para la reflexión, para el diálogo, para buscarse a
sí mismos, para encontrarnos en los otros, para establecer, en definitiva,
prioridades en esos valores que hoy están trastocados y que nada parece poder
remediar.
Yo
os invitaría a reflexionar, a intentar sacar de vuestro interior esas
esencialidades que nos conforman como seres humanos; que nos afirman como únicos poseedores de
raciocinio. Y una vez iniciado este camino, dar de verdad valor a lo que lo
tiene y eliminar lo superficial. No es fácil; hará falta mucho tiempo para
romper los atavismos y los prejuicios, pero cada paso en ese sentido será un
logro más para conseguir una sociedad más lógica y coherente con nuestra
condición de humanos.
Mientras
no consigamos cambiar el concepto filosófico de la existencia no lograremos
erradicar los males que nos azotan, consecuencia en la mayoría de las ocasiones
de ese vacío existencial que nos domina. Y podemos; cada uno en la medida de
nuestras posibilidades, inteligencia o cultura , arrimar nuestra palada de esa
tierra fecunda para que germine la buena semilla .
Está
escrito: Vendrán los jinetes del Apocalipsis y asolarán la tierra; pero no está
escrito si el ser humano puede superar sus debilidades. Yo creo que puede.
Nadie crea algo tan hermoso, para luego destruirlo como si de un chiquillo
cansado de sus juguetes se tratase.
Es
probable que tardemos generaciones en darnos cuenta de la finalidad de nuestro
paso por la tierra; o de que podamos iniciar el desembarco en esas playas de
doradas arenas que solo esperan nuestros pies descalzos. Pero alguien vendrá
que dará un nuevo sentido a la existencia. De alguna manera ya ha venido. Ahí
están esas asociaciones humanitarias, o ecologistas, donde la gente se entrega
de forma anónima y desinteresada. Ahí
están las víctimas que también provoca el amor por los otros: El contacto con
infecciosos, las guerras fratricidas, los genocidios, el racismo, el
alcoholismo, las drogas...
Porque
en cada lugar donde se dan estas situaciones hay gente buena tratando de ayudar,
de comprender , de evitar que sigan produciéndose estos hechos.
Yo creo, por propia evolución,
en la llegada del hombre nuevo , porque desde el principio de los tiempos , los
habitantes de la tierra se han ido adaptando y superando adversidades .Es
cierto que cada avance se cobra su tributo . Y esto incluso en vidas que aún no
han cumplido su misión. Pero también es cierto que seguiremos avanzando en este
camino de mejorar las cualidades del ser humano y por coherencia, las
condiciones de vida sobre la tierra.