Entradas populares

miércoles, 1 de octubre de 2014

VUELO DE METÁFORA.

Vuelo de metáfora).-

Hoy he soñado que podía escribir un poema.
Un hermoso poema de insólitas palabras nunca hasta ahora significadas.
En mi sueño, las metáforas llegaban como deslizándose por un tobogán,
[pero yo era incapaz de sujetarlas.
Pensé dejar todo lo que estaba haciendo y apresarlas en el papel.
Pero no tenía papel.
Y, otra vez, decidí que lo mejor sería dejarlas seguir su camino.
Porque entonces, llegarían a algún lugar en el que alguien tuviera a mano papel y lápiz.
O encontrarían, en el cauce “vía Internet”, a algún coleccionista de metáforas frente a la [blanca  pantalla de su ordenador, en actitud de búsqueda.
Todo esto soñé esta mañana mientras intentaba reencontrarme ante el  espejo;
mientras mis ojos miopes volvían a posarse en las hendijas que el tiempo va trazando sobre   
[mi frente.                                                                                                                  
Pero ahora, roto el sortilegio, no las recuerdo.
Escribo en su nombre, pero no las recuerdo.
Sólo sé que siento la necesidad de escribir en su nombre.
Y que me siento iluminado poeta.
Por eso, y porque el cielo es, hoy,  de un azul inmaculado, he cogido mi red de cazar [metáforas y he salido con el ánimo presto a encontrarlas.
Ellas, las metáforas, siempre están revoloteando por los lugares más insólitos.
Sólo hay que seguirles el rastro y descubrirlas por sus exóticos contrastes.
A veces, se detienen a libar el dulce jugo de un racimo de cerezas.
O se acomodan detrás de las hojas de una vetusta hiedra para sestear un rato.
Hay quien dice que las ha visto curiosear en el charco donde el pájaro sacia su sed.
O en la madriguera donde el viejo lagarto desayuna su rayo de sol.
O huyendo despavoridas después de soliviantar un apacible avispero.
Otras veces se cuelgan de un cable de alta tensión e intentan un trino
[bajo las risas insolentes y estúpidas de alguna bandada de estorninos.
Y es que las metáforas son imprevisibles y caprichosas,
Como ese enjambre de nubes que pasta en las laderas del firmamento
[las últimas briznas de una tarde de agosto.
Si las descubres. Si a pesar de su mimetismo consigues encontrarlas,
Se dejan atrapar , porque en el fondo, sólo pretenden ser descubiertas.
Las metáforas, son palabras huérfanas a las que les hace falta el calor de otras palabras.
Arropadas en ese calor, cobran insospechadas magnitudes.
Y se hacen presencia viva en el vuelo de una hoja que, sin su lirismo, acabaría en el                                                                                                    [contenedor de los barrenderos;
O en el triste color del otoño, al que su sola cercanía  puede infundir tonos cobrizos
o amarillos poblados de melancolía.;
Un beso, entonces,  puede ser el universo que ha empezado a desgranarse en excelsa                                                                                                                                  [metafísica,
O la descomposición del arco iris en lágrimas lentísimas.
En el fondo, su juego es tan inocente como embaucador. Sólo son sueño.
Parte de un sueño universal en el que todo participa.
Así provocan las metáforas la eclosión de la poesía,
La luminosidad de las sombras,
La plasticidad de los sentimientos: Con su sola presencia.
Lo lamentable, es dejarlas marchar por no tener a mano un simple lápiz,
O un trozo de papel en el que hacerles un sitio a su medida,
O un lugar en la prisa, para que todo suceda a impulsos de lo eterno.
Vienen y van a merced de los vientos.
A merced de la vida.
A merced de un suspiro salido de la alquimia de una sangre impaciente..
Son lamentos de mar,
O gregorianos salmos deslizándose por monásticas celosías.
Son caligrafía de sol sobre encalados tapiales,
O ecuaciones de luz sobre la incierta penumbra de los soportales de la nada.
Son atrevimiento puro, columpiándose desde la rama más alta del instinto.
Su esencia es pura levedad, irrefrenable intento de conjugar distancias,
Desasosiego íntimo en el que el alma trenza sus despeinados flecos.
Por eso, hoy, al sentirlas llegar, hubiera querido hacer ese poema único que todo poeta [piensa.
Pero no tenía lápiz.
Y, como siempre, he tenido que conformarme con admirar el exótico colorido con el que [ellas navegan por los infinitos espacios.

Como un pobre poeta, limitado a los versos que destilan sus sueños…