Porque mirar
atrás sólo conduce a un tiempo que se fue y que ya el olvido ha convertido en sombra; porque desde que comenzamos el camino, hemos ido ganando un lugar en la muerte ya que no era posible ganárselo a la vida ;
porque nos dimos tanto que apenas nos quedaron instantes para el goce; porque
fuimos esclavos de esa suerte de envidia que acaso nos navega por esta sangre
turbia que aún riega nuestra entraña;
porque dijimos basta cuando no se cumplieron nuestros firmes propósitos,
o intentamos, ilusos, la lucha cuerpo a cuerpo; porque llegó la vida y nos dejó
varados en campos casi yermos como a guerreros viejos sin escudo y sin lanza; porque todas las guerras
nos pasaron de pronto por el tamiz del alma dejándonos el poso de la
desesperanza; porque fuimos pioneros de lo único que pueden ser pioneros los
hombres: aferrarse a una tierra que nunca será propia; porque así,
lentamente, vamos llegando al punto
donde todo es comienzo o acaso una metáfora de polvo resurrecto, escribo estas
palabras; estos versos cansados de buscar el cobijo de una página en blanco;
estas nuevas maneras de quedarme en vosotros por si acaso la ausencia me
convierte en silencio; en silencio y olvido; en fugaz sobresalto de sangre en
desbandada; siempre quise teneros en la sombra del alma; al abrigo del pozo de
mis aguas profundas; al lado de los sueños que en vosotros habitan; al borde
del camino donde fuimos almendro
para el goce
del ojo. Estas pobres palabras son el ritmo incesante que galopa mi entraña
hace ya tanto tiempo…