Es probable que a nadie que no haya llegado a este punto
le importe lo que voy a decir, pero lo que seguro es que llegar a este punto,
si no nos quedamos en el camino,
llegaremos todos, en mejor o peor forma, pero llegaremos. Y entonces sí,
entonces será comprensible mi punto de vista, cualquier punto de vista que se
nos ofrezca.
Llegar aquí, es parte de un proceso en el que todo vale.
Se han tenido que sortear miles de
obstáculos, hacer muchas veces de tripas corazón, entender que cada etapa no
era un triunfo, ni siquiera un fracaso, era solamente un paso, uno más de esos
que uno tras otro estaban marcados en nuestro devenir. Pasos que nos han traído
sin más mediación por nuestra parte que la inercia, esa inercia que
constantemente nos ha ido empujando hacia nosotros mismos.
Y es ahora, llegados al muro donde todo es imaginario,
donde el antes no cuenta porque ya no es, y el después es tan improbable como
variopinto, cuando cabe hacernos las
reflexiones que tampoco serán la definitivas pero sí las que vayan más acorde
con nuestro conocimiento, con nuestros hábitos, con nuestra formación como
persona, que nunca será la que nos hayamos propuesto, sino la que las
circunstancias habrán demandado para
nosotros.
Este enredo de cables, consecuencia de las muchas
impresiones que nos han ido conformando a lo largo de nuestra vida, es el que
en mayor o menor medida nos afecta a todos. Y nuestras teorías, esas que damos
por ciertas y que defenderíamos hasta la muerte si llegara el caso (puede que un poco menos), no dejan de ser
impuestas por otras teorías a su vez
impuestas desde otras teorías a su vez impuestas.
Ninguna certeza deja de estar adulterada por los
acontecimientos. Si el conocimiento hubiera llegado a la perfección, no
estaríamos embarrancados en los mismos cenagales que embarrancaron a nuestros
ancestros. Seríamos un mundo en paz,
donde la convivencia estaría basada en lo elemental, en lo simple; donde la
vida importaría más que la forma de vivirla; donde el reparto de lo alcanzado
habría satisfecho a toda la humanidad; donde las palabras mentirosas, habrían
pagado impuestos o destierro.
Pero no es así. Y aunque ahora, muchos, enzarzados en el
fragor de vuestra lucha no os deis cuenta, llegará el tiempo en el que
comprendáis lo que quiero decir. Ahora, llegados a este punto, de nada sirve hacerse otros
planteamientos. Lo que no funcionó cuando creíamos que podíamos no va a
funcionar cuando no podemos, cuando físicamente no podemos más que aceptar los
acontecimientos y bailar al son que nos toquen.
Así que todas mis críticas, todas mis pataletas, todas mis
afirmaciones…Nada. Ahora sólo queda el consuelo de intentar entender. Y acaso
nunca, lleguemos a conseguirlo.