He comenzado a ver por la página Manzanaresvideo.es el pleno
correspondiente al mes de noviembre , es decir, el actual. He oído hablar hasta
que me he cansado, bueno, cansado no es la palabra, hasta que me he hastiado
sería más correcto. El tema iba sobre la demolición del antiguo ALTOZANO. Lo
dicho en el pleno no hace falta que lo repita, si alguien no lo ha oído puede
abrir la página correspondiente que, sinceramente no sé la que es, pero sin
duda el vídeo del acto debe quedar grabado en algún sitio.
He constatado lo que ya he dicho en alguna ocasión, que las
mayorías absolutas tampoco son buenas: Mientras el concejal de turno del grupo
que nos gobierna (PP) se ha explayado en la contestación a la moción de
urgencia presentada por PSOE e IU,
argumentando sus actuaciones y recordando pasadas actuaciones del anterior
gobierno, y el Sr. alcalde ha ratificado
lo dicho por su concejal en un más que largo espacio de tiempo (el que se han
querido tomar), han negado la réplica al concejal acusado de pasividad en el
gobierno anterior, tal vez porque antes, este, había acusado de pasividad al
actual equipo ( que en definitiva eso es un grupo: equipo).
No entro en las razones, posiblemente todos tengan las suyas, ni en la demagogia que
acompaña al argumentario de cada
ponente, que también existe. Hablo simplemente de lo tedioso que resulta oír
siempre la misma cantinela. El más eres tú, el desplante, la prepotencia (cualidades humanas qué duda cabe), están, hoy como
ayer en manos de la mayoría. Los otros, las minorías, probablemente, también abusarán en la medida de lo posible de sus comentarios
respecto a los oponentes, hasta que se les corta radicalmente, o se les
advierte por primera, segunda, o tercera vez y son expulsados del pleno.
Y es este convencimiento de que “digas lo que digas, aquí
mando yo”, el que me subleva, el que me entristece, el que me hace pensar en un
juego de niños, o, mucho peor, de adultos que parecen niños.
No sé si seremos capaces, parece que no, de acabar con los
enfrentamientos, de no plantear los plenos como si fuera una revancha hacia los
que anteriormente tal vez hicieron lo mismo, de pensar en la misma dirección,
de pensar en los gobernados, que ni somos tontos, ni nos merecemos que nos
tomen por tal.
Cuando veo estas situaciones, pienso que las dos Españas que
dijo Machado (Don Antonio) siguen en plena combustión; que, o los españoles
somos temperamentales hasta extremos impropios, o no somos capaces de erradicar
el odio; que nuestra visceralidad es incompatible con el actual momento que
vivimos en el que los ánimos están tan caldeados que pueden estallar como
pompas de jabón en cualquier momento; que es hora de pensar con la cabeza y no
con el corazón, que aunque a veces sea bueno pensar con esta víscera (aunque
víscera no sea la palabra que debiera definir a un órgano tan noble), no es el caso.
Termino, para no cansarles, aunque mi visceralidad, que también
la tengo (cómo no si soy humano) me anime a seguir erre que erre. Creo que sería suficiente con que nos
parásemos a pensar, y no en nuestra propia circunstancia; que supiéramos
respetar y valorar las ajenas capacidades y consensuar nuestros razonamientos
en orden a prioridades, necesidades, justicia social, hermanamiento… . En fin,
creo que tendríamos que ser honestos.