De la vida real.-
El hombre caminaba despacio, como si contara los pasos.
Se detenía ante el rótulo de una calle o ante el letrero de un escaparate
durante minutos
y sus labios deletreaban con avidez aquellas letras.
Miraba las manecillas de su reloj y una lágrima rodaba campo a través por
los surcos de su rostro
Tocaba cada hoja de los árboles del paseo con una mirada tan agradecida
que producía sofoco.
El hombre, que había sido invidente por causa de un acidente laboral,
respondió bien a uno de esos experimentos de la ciencia.
De la noche a la mañana, su rostro apareció en todas las pantallas de
televisión del mundo.
Contestaba con timidez las preguntas, casi siempre tontas, que le hacían
los entrevistadores.
-)Considera que ha sido un milagro recuperar
la vista después de cuarenta años de ceguera?
-Ha sido un milagro.
-)Qué impresión le ha causado ver de nuevo el
rostro de su esposa?
-La recordaba más joven y más guapa.
-)Cree en Dios?
-Creo en Dios y en el doctor que me ha devuelto la vista.
-)Cómo será su vida a partir de ahora?
-Seguiré contando cada paso que dé, como si aún estuviera ciego.
...) ?
-La costumbre, amigo. La costumbre.