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sábado, 1 de septiembre de 2018

POEMA PARA DECIR SI ACUDE LA NOSTALGIA.

Poema para decir si acude la nostalgia.-


Yo tenía una barca,
y un río que partía mi vida en dos mitades.
Yo tenía en el alma
un dolor encendido desde tiempos remotos
(como de marinero
que hubiese detenido su amor en cada estrella).
Yo tenía una puerta
de par en par abierta para aquellos que un día
llegaran a su abrigo.
Y una huerta plantada
con todos los geranios que en el mundo florecen.
Y perdido en el hueco
más hondo de mis sueños una ilusión a punto
de volverse crisálida.

Un día quise hacerme
a la mar, y los remos se quebraron a poco
de iniciar el viaje.
Y sentí cómo el río
se burlaba en sus aguas de mi pobre barquilla,
de mi poca pericia.
No sirvieron de nada
mis llantos infantiles nacidos de una rabia
teñida de impotencia,
ni los vanos esfuerzos
por encontrar el modo de convertirme en hombre
-acaso no era tiempo-.


Por mi alma seguía
destilando la herida su drenaje de fuego,
derramando su angustia
por el brocal angosto de mi pozo sin fondo,
despertando palomas
que en constante zureo me llevaban al predio
de la desesperanza.

(Yo tenía una barca
mas no fui marinero a pesar de mi empeño).
                   
De mi puerta, a la sombra,
esperé en vano el timbre de una voz, o un suspiro
que cruzara el dintel,
-tal vez nunca lleguemos a saber por qué causa
se nos mueren los sueños-.

(Yo tenía una puerta
de par en par abierta por si acaso llegabas).

En mi huerta, pintada
de infinitos colores, se quebró una promesa.
Con lágrimas de piedra
lloró el ángel del día ante tanta belleza
y el color se hizo río
de dolor por el frágil corredor de mi empeño.

(Yo tenía una barca.
Y una puerta esperando que llegaras un día.
Y un huerto de geranios para darte en ofrenda).


Mi ilusión se hizo añicos
que cayeron rodando sobre el fondo del pozo
como ruedan las penas
y sentí que la tierra no tenía palabras
para tanta desgracia.

(Yo tenía una barca
y una puerta esperando que un día llegaras
y un geranio en la mano que arranqué de mi huerto
y una ilusión a punto de volverse crisálida).

Hoy tan sólo me queda
el rincón de tu ausencia florecido de invierno.