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martes, 27 de diciembre de 2016

TENÍA EL CORAZÓN EN CARNE VIVA

Me quité de en medio
por no estorbar,
por no gritar
más versos quejumbrosos.
Me pasé muchos días sin escribir,
sin veros,
sin comer más que llanto.

Gloria Fuertes.


Tenía el corazón en sangre viva.
Necesitaba un vuelo hacia la ternura,
una palabra que consolara mi aflicción.
Necesitaba lo que no puedo pedir a los que me sufren.
Así es la vida de endiablada.
Hace falta que la hoja se desprenda del árbol
para cogerla del suelo y acunar su orfandad,
para acariciarla con la plenitud de la mirada
ahora que ya no es sombra.
ahora que el otoño la va a revestir de ese especial encanto
que tienen las cosas inertes.

Tenía el corazón en sangre viva
y me metí en Google.
Busqué una página de poesía y allí estaba tu mensaje, Gloria,
con esa  manera directa
de llegar al epicentro del sentimiento, que te caracteriza,
con las palabras exactas para no desvirtuar lo que quieres decir,
con esa métrica particular de la que tantos hemos copiado.
Era mi alma la que se reflejaba en aquellos versos:
“Me quité de en medio por no estorbar…”
Cuánta gente habrá dicho esas palabras
comiéndose el llanto.
Cuántas heridas de soledad 
que no necesitarían más medicina  que la comprensión,
son la antesala de la muerte.

Tenía el corazón en sangre viva
y miré mi correo electrónico.
Me encontré uno de esos correos reconfortantes
que alguien se encarga de echar a rodar
por el sólo placer de elevar el ánimo de quien lo recibe.
Eran canciones interpretadas al piano.
Comenzó a sonar “ No llores por mí Argentina”
y me sentí envuelto en esa ternura que estaba pidiendo a no sé a quién.
Así es la vida de maravillosa:
en cualquier instante,
a la vuelta de cualquier recodo
te puede sorprender con ese destello
que no sabes de dónde procede
pero llega hasta ti como un bálsamo purificador.

Tenía el corazón en sangre viva
-la edad y todo eso,
los problemas que acaso no son tan importantes,
los miedos que se adueñan de los sueños
porque tal vez  los sueños, ya anuncian sólo miedos-
a ras de defunción,
a punto de romperse en la caída.
Pero ha vuelto a latir,
a  bombear su mar de sensaciones,
a dibujar la tímida sonrisa preludio de otro intento.

Ya veis cuan poca cosa era precisa

para volver a estar entre vosotros…